No me escucharon, los gritos traspasaban los tabiques, los arañazos dejaron fuertes marcas en mis muñecas. Cuchillas rasuraron las piernas dejando profundas heridas en la dignidad.
Desgarro, sangre al limpiarme, dolor y placer se juntan en una sintonía terrible y agradable. El cuerpo tiembla desahuciado de su control. Un suspiro de cosquillas recorre la cabeza alejándola de los pensamientos discursivos. La voz se mantiene, pero una sola voz que dice – quiérete a ti misma- la atrapo, es bella y da buenos consejos.
Volutas de humo, hacen espirales en el espacio, fantasmas que aparecen dando un susto al presente, salen de las cunetas para hablar lo que el fascismo calla, arrastran las cadenas que ellos les impusieron, miles de monjas comen recién nacidos de prostitutas madres de la humanidad, la creación del mundo en la explosión de un coctel molotov, la contrucción en las lunas de bancos rotas, sorbo los mocos de la ultima llorona.
Y me arranque las uñas, me corte los dedos de los pies porque quería calzar dos números menos, todo por la estética, viva la moda, autotortura corporal, con los dientes me quitaron los pelos de las ingles y los de los sobacos con pinzas, uno a uno, poco a poco, sangrando los poros, una buena amiga me lamió las axilas y me beso mezclando su lengua y la mía , de un bocado le arranque la lengua para hacernos hermanas de sangre, ella dio un grito, yo creo que de emoción, aquello era un gran vinculo, era para siempre, ella dejo de respirar, dios es cruel, no entiende de para siempres y me arrebato a mi hermana que se ahogo en su sangre.
